Cuenta la leyenda que el rostro
que se aprecia formado con los picos de las montañas de las tres viejas, es el
de un poderoso Zipa muisca que vivió y fue enterrado en ese lugar junto a sus
joyas, alimentos, armas y esposas. Tres de estas fueron secuestradas por una
tribu enemiga, pero escaparon. Ellas fueron vistas por el brujo de la tribu,
quien por medio de tambores y de hechizos, las hizo estremecer de pánico y de
pronto se sintieron ligadas a la tierra, el frío las petrificó, el viento trajo
partículas de tierra y hierva convirtiéndolas en lo que hoy conocemos como el
cerro de las tres viejas.